Montar los parches

Tarde o temprano, en nuestras vidas como bateristas, hay que reemplazar los parches. De razones para hacerlo hay a montones, en primer lugar porque los viejos son demasiado viejos o agotados, o peor, dañados, y no suenan tan bien; también podríamos cambiar a otro modelo que queremos buscar un sonido más adecuado a nuestro gusto y nuestro repertorio; podríamos incluso ser asquerosamente ricos y cambiarlos cada semana sólo por el gusto de hacerlo. Cualquiera sea la razón, hay dos cosas que no podemos descuidar: quitar los viejos y instalar los nuevos. Esta es tal vez la parte "más fácil" de todo el proceso de mantenimiento del instrumento, y sin embargo la más delicada para el éxito y el mantenimiento de la afinación.

Nota: no vais a cambiar los parches después de leer sólo esto. La parte de afinación contiene algunas observaciones útiles que podéis usar en la fase de montaje.

Quitar los parches viejos

Los parches (todos) están entre el tambor y el aro. Lo primero que tenemos que hacer es quitar el aro que se mantiene en su lugar por los bloques colocados en el exterior del tambor. Basta desenroscar las tuercas con cabeza cuadrada usando una llave de afinar. Hay llaves de todo tipo y función, de las más simple a las robot, a través de las con embrague regulable y otras tecnologías más o menos útil. Yo tengo una muy simple, sólo un poco más apropiada de una llave inglesa de 4.

Una vez que hemos desenroscado todas las tuercas, quitados desde los bloques pero no desde el aro, ponemos el aro algún lugar asegurándose de que los dados permanecen en su lugar y se alinean con el bloque. Esto es muy importante porqué ni el tambor ni el aro son perfectamente redondos, y poner todo en su lugar como estaba antes, ayuda a reconstruir el tambor sin dificultad, pero también evita el riesgo de que las desigualdades afectan a la seguridad de el parche y de el afino. Es tiempo de cambiar por fin el parche. Si queremos probar los parches nuevos para un poco a ver si nos gustan o no, no olvidemos marcar la alineación de alguna manera. Esto nos permite restablecer más fácilmente el tambor en su estado original. Para marcar el parche podemos usar un marcador permanente en una parte oculta del aro de aluminio que, y para marcar el tambor podemos usar un lápiz.

Montar los parches nuevos

El nuevo parche todavía no ha sido deformado por cualquiera excentricidad del tambor, por lo que podemos ponerlo como nos gusta. Por ejemplo a mí me gustan, para que el logotipo del fabricante se puede ver en línea recta en relación a mi posición. Pero bien, así es como gusta a mi, vosotros podéis ponerlo de manera totalmente diferente. Lo que es importante entender es que una vez que el parche se ha montado, se ha estabilizado y se ha utilizado por un tiempo, esta será la posición de mantener.

Una vez que hemos elegida una posición, ponemos el aro haciendo atención a la alineación con el tambor. Atornillamos las tuercas con los dedos hasta que empiece a apretar. Nos aseguramos de que todas las tuercas estén alineados verticalmente con los bloques (de lo contrario ajustamos la posición del aro) y comprobamos que el aro y el parche estén bien centrado (todavía nada esta en tensión, pues debería ser bastante fácil hacer estos ajustes a mano). Ahora es el momento de tomar la llave y dar un buen par de rondas para todas las tuercas.

Atención: es muy importante que ya a partir de este primer momento actuamos sobre tuercas opuestas. Lo ideal sería tener dos llaves para actuar al mismo tiempo sobre dos tuercas diametralmente opuestas, pero esta claro que podemos trabajar sobre una tuerca, y después su opuesta, pues escogemos una de las dos tuercas al lado de la primera (por ejemplo a derecha) y su opuesta, que ahora será a la derecha de la segunda, y así sucesivamente. En general, los tambores tienen un número par de bloques, así que es fácil actuar sobre tuercas opuestas, pero también me encontré algunas con un número impar, por ejemplo siete. En este caso no hay problema, actuamos como si tuviéramos que dibujar una estrella de siete puntas. No va a ser óptimo, pero es mejor que nada.

Después de dos giros en todas las tuercas, o también tres si creéis que sirven, vamos a empezar la parte miedo y asco, que es cuando vamos a formar el parche por la primera vez. Con la palma de la mano empujamos con un cierto peso en el centro de el parche (no demasiado poco, pero no suficiente para que lo rompemos) hasta oír un crujido de alegría. Repetimos la misma operación (con un poco menos fuerza) acerca de cada bloque. Seguimos en llevar alegría a el parche, hasta que el número y la intensidad no disminuyen, pero sabemos que no desaparecieren totalmente. Este es el momento en que podemos dar una primera afinación a el parche, en particular nos aseguramos que golpeando el parche a la misma distancia desde cada bloque, obtengamos el mismo sonido. No es necesario que sea perfecto, pero un poco de atención no hace más que bien. Ahora vamos a dar un otro medio giro para cada bloque, repetimos la parte de crujido (esta vez serán menos y menos intensos), y otra vez intentamos de poner todos los bloques al mismo tono. No preocupamos ahora de la altura real de el parche. Con toda probabilidad, en este momento aún será más alta de lo que será al final.

Después haber repetido todo al menos una otra vez, el parche debería ser a punto durante al menos dos horas. Inicialmente tendremos que afinarlo de nuevo cada dos horas, pero no tenemos miedo: en cuestión de unos días tendremos nuestro instrumento con plena eficiencia. Y ahora, procedemos a la afinación real.

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